¿Quién puede organizar congresos?

Que no cunda el desánimo, todavía se pueden seguir realizando congresos, cualquier profesional puede volver a plantearse este reto en su casa, lo único que a quién  delegue la organización debe  tener como herramientas principales la innovación, la introducción de nuevos formatos de aprendizaje y la profesionalidad, con una la capacidad de asesoramiento en todos los escenarios durante el desarrollo del evento, incluidos los más desfavorables.

Pero, ¿quién puede organizar congresos? Para iniciar esta relación de reflexiones y comentarios del sector de los congresos, me gustaría empezar con esta pregunta que quizá hace unos años nos hubiesen contestado con un “todo el mundo” o un “cualquiera” pero me atrevo a decir que hoy en día pocos se atreverían a utilizar estas coloquiales expresiones.

Llevar a cabo la gestión de un congreso era una perita en dulce para cualquier organizador de comité que optaba por llevar a cabo en solitario dicha gestión y que contaba con un respaldo económico suficiente y que no echaba la vista al balance de resultados hasta bien finalizado el congreso, para ver cuál había sido la cantidad sobrante.

En muchos centros formativos y universidades o en sus fundaciones satélites se crearon a la luz de estas bonanzas departamentos exclusivos de organización de eventos,  a fin de canalizar todo lo que se generaba  desde sus centros y que rozaban la competencia desleal y que hoy languidecen junto a su fundación de turno, debido a las restricciones del gasto público.

Por otro lado dentro de muchas asociaciones, también al compás de la opulencia,  se creó un  departamento general de organización de sus propias reuniones,  que cada vez es más difícil de justificar ante sus asociados por los elevados costes que implicaba.

Cada vez es más común que en las Juntas Directivas nadie levante la mano para solicitar que su ciudad, su hospital o su universidad como sede del próximos congreso y nos encontramos por primera vez con procesos de candidaturas desiertas.

Pero como iniciábamos este artículo, hay razones para el optimismo, las situaciones desfavorables se sustentan con un asesoramiento profesional  y cualificado que hará llevar el proyecto al éxito.

VI Congreso Internacional de Psicología y Educación. Valladolid 2011

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